Cómo prevenir las lesiones por presión
Las lesiones por presión pueden aparecer rápidamente, aun si la piel está sana. Por eso es importante tomar medidas para prevenirlas. Lo primero que debe hacerse es quitar la presión de la piel. Para ello, cambie de posición a menudo, dé soporte al cuerpo y evite la fricción y el deslizamiento. También pueden evitarse las lesiones manteniendo la piel limpia y seca, siguiendo una dieta saludable y estirando las articulaciones y los músculos. Además, asegúrese de revisar la piel todos los días.
Las lesiones por presión también se llaman úlceras por presión, úlceras de decúbito o escaras de decúbito.
La siguiente información describe varias maneras de prevenir las úlceras por presión. Para muchas de estas, necesitará ayuda. Si tiene problemas para moverse y no tiene un cuidador en su casa, pida información y recursos de atención en el hogar a su equipo de atención médica.
Cambie de posición a menudo
Cambiar de posición permite que la sangre llegue a la piel y mantenga sano el tejido.
En una silla:
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Desplace el peso de un lado a otro por lo menos una vez cada hora; si puede, hágalo cada 15 minutos.
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Infórmese sobre el uso de almohadillas y cojines que reducen la presión en la piel.
En la cama:
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Cambie de posición de un lado a otro por lo menos cada 2 horas o con mayor frecuencia si es posible.
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Use sábanas y mantas ligeras para disminuir la presión y el rozamiento (fricción) desde arriba.
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Infórmese sobre almohadillas y colchones especiales que distribuyen la presión sobre un área más amplia del cuerpo.
Brinde apoyo al cuerpo
Proveer de apoyo al cuerpo distribuye la presión sobre un área más amplia.
En una silla:
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Acolchone ligeramente la espalda y las nalgas. No use cojines en forma de rosca. Pueden cortar la circulación de la sangre a la piel.
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Forre con una almohadilla ligera el descanso del pie en la silla de ruedas.
En la cama:
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Cuando esté acostado boca arriba, coloque almohadas entre los tobillos y las rodillas para disminuir la presión en esa zona. Mantenga los codos ligeramente doblados.
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Cuando esté acostado de lado, coloque almohadas detrás de la espalda, de modo que esté acostado en un ángulo de unos 30 grados. También coloque almohadas entre las piernas y entre los tobillos. Mantenga los codos y las rodillas ligeramente doblados.
Evite rozar y deslizar
El roce (fricción) y el deslizamiento (movimiento lateral) contribuyen a las lesiones de la piel.
En una silla:
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Apoye los pies en un descanso, de modo que los muslos queden en posición horizontal. Esto impide que las nalgas se deslicen hacia adelante.
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Haga fuerza con los brazos sobre los apoyabrazos de la silla para cambiar el peso o las posiciones.
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Apoye los omóplatos y la espalda en una almohada.
En la cama:
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Mantenga las sábanas lisas, secas y sin elementos pequeños que puedan irritar la piel, como las migas. Use una almohadilla de piel de oveja para ayudar a evitar el roce.
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Para evitar el deslizamiento, mantenga los pies y la cabeza ligeramente elevados. Cuando deba permanecer en reposo en la cama, no eleve la cabeza más de 30 grados, excepto al incorporarse para comer.
Mantenga limpia la piel
También puede evitar las lesiones por presión si mantiene la piel limpia y seca.
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Mantenga la piel libre de sudor, orina, heces y supuraciones de las heridas. Cambie la ropa de cama si se humedece, se moja o se ensucia.
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Para limpiar la piel, use un jabón suave que no cause irritación. Seque la piel sin frotarla. No la restriegue.
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Aplique cremas protectoras y use almohadillas absorbentes en caso de incontinencia urinaria o intestinal. Limpie y seque con suavidad la piel inmediatamente cada vez que se ensucie.
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Revise la piel dos veces al día para comprobar que no esté lesionada. Es posible que necesite que un cuidador examine algunas zonas habituales de lesiones por presión, como la parte baja de la espalda.
Proporcione movilidad y lleve una dieta saludable
Una persona que pasa la mayor parte del tiempo en cama o en una silla de ruedas necesita lo siguiente:
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Comer suficientes calorías para mantener un peso estable.
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Obtener suficiente proteína, vitaminas y hierro, y tomar abundante líquido todos los días.
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Obtener ayuda para levantarse de la cama o de la silla para cambiar las posiciones lo máximo posible.
Revísese la piel dos veces al día
Revise regularmente la piel como parte de su rutina diaria. El deterioro de la piel comienza con pequeños cambios, pero puede avanzar muy rápido. Pida a un cuidador que lo ayude a revisar las zonas que usted no alcanza a ver, como la parte baja de la espalda (zona lumbar). Es una de las zonas que con más frecuencia se lastima porque es un punto de presión.
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Observe si hay enrojecimiento, cortadas u otras irritaciones, particularmente sobre las zonas cercanas al hueso.
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Busque costras, ampollas o zonas abiertas en la superficie de la piel. Son más graves y se deben tratar de inmediato.
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